En los Tribunales de Lomas de Zamora (aunque no es privilegio de esa jurisdicción) pasan este tipo de cosas, con gente «especializada» en la materia …Les cuento una:
A un amigo mío le robaron el auto, con información básica en su maletín (que estaba adentro del auto, obvio). Como era director de proyectos de informática, los números de los costos eran siderales. Entonces, los negros pensaron que tenía muuuucha plata… Así, empezó a recibir amenazas de muerte, secuestro, etc. Me consulta y hacemos la denuncia en la UFI que nos sortearon (esto se inventó para «acelerar» el trámite judicial … Se entra directamente a las Fiscalías … Veamos…). Al día siguiente, mi amigo recibe otra amenaza, con lo cual, nuevo escrito, ampliando el anterior. Llego a la UFI, y me atiende la empleada (pendejita, por supuesto), y me dice, respetusoamente: «Ah, no, Doctor! Esto tiene que sortearlo en la Oficina de Asignaciones…» Yo le comento que es ampliación de la Causa que ellos ya habían recibido. «No importa, tiene que hacerlo sortear», me contesta. «Entonces -le pregunto yo, dándome cuenta de que sólo quería sacarme de encima-, por cada amenaza que reciba, tengo que iniciar un Expediente nuevo?» -yo pensaba que iba a darse cuenta de la gansada que me había dicho, iluso de mí!-. «Claro», me contesta, firme, convencida. Mi paciencia se acabó -cada vez se me acaba más rápido, y creo que no se debe al climaterio-, y pedí, en voz ya alta, hablar con el Fiscal. «El Fiscal no está» (yo sólo conozco a uno que está siempre cuando querés ubicarlo; el resto, no está nunca …). «Quiero hablar con el Fiscal Adjunto, entonces!», solicito. «Tampoco está» (leru-leru!, parecía que me decía la niña…). «Quiero a alguna autoridad de la Fiscalía, ya!», pedí a los gritos -con todos los ojos sobre mí; los de mis colegas, con mirada de aprobación-. «Bueno, voy a ver … » dijo la empleada, y al darse vuelta, se topa con alguien, que después se presentó como el Secretario, que ya había oído los gritos, y se había acercado a la tumultuosa y acalorada discusión. Le explico que si mi amigo tiene veinte llamadas amenazándolo, va a tener veinte denuncias, todas en Fiscalías distintas, investigando el mismo hecho (DELITO CONTINUO, le expliqué) y que así nunca iban a investigar nada ni atrapar al/los culpables. El Secretario, que a esa altura me iba a dar la razón aun si le dijera que encontré al asesino verdadero de Kennedy -iniciando una Causa nueva, por supuesto-, me dijo «Sí Doctor, tiene razón! Recibile el escrito al Doctor!». Nos saludamos, todos, y me fui.
Conclusión: Las amenazas siguieron unos días, los negros se cansaron, no los atraparon, la Causa se archivó, y todo siguió igual: sin entrenamiento del personal, con los Fiscales en otro lado, con los abogados puteando, y … VIVA LA JODA!!!
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